El paso del aire a los pulmones es una función que se produce de forma involuntaria.
En algunas personas este mecanismo no funciona de manera apropiada y durante el sueño los conductos respiratorios se obstruyen y llegan a sufrir asfixias.
Un ronquido es una vibración del paladar blando durante el sueño como consecuencia de la relajación, pero puede ser un primer indicio de apnea de sueño.
Una apnea es una obstrucción completa del paso del aire de al menos 10 segundos. Una hipopnea es una obstrucción parcial que produce una reducción de la saturación del oxígeno o un despertar transitorio. SAHS son las siglas con que se conoce el Síndrome de Apneas-Hipopneas del sueño.
Estas obstrucciones que pueden llegar a ocurrir cientos de veces cada noche provocan:
Cuando un paciente presenta algunos de los factores de riesgo debe acudir al especialista que prescribirá un estudio de sueño. Esta prueba diagnóstica puede ser de diversos tipos:
El tratamiento inicial es la aplicación de mediadas generales que contrarresten los factores de riesgo:
El tratamiento más importante para los pacientes con apnea grave es utilizar durante la noche una máquina que proporciona aire de forma continuada a vía área superior (CPAP). El aire entra a través de la nariz mediante una mascarilla.
No es un tratamiento curativo sino paliativo. Hay que utilizarlo cada noche durante un mínimo de 5 horas y seguramente de por vida.