El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que produce sensación de opresión en el pecho y falta de aire. Puede ser de origen genético (de nacimiento) y generalmente algunos de los padres es asmático, o también se puede adquirir en el tiempo por exposición ambiental a sustancias alergénicas o irritantes y hay asma de tipo alérgica y no alérgica.
El tratamiento se divide en dos: no farmacológico y en farmacológico.
El Tratamiento no farmacológico consiste en los cuidados que hay que tener en términos de:
El tratamiento farmacológico está orientado a desinflamar las vías respiratorias y a dilatar los bronquios, y en casos de alergias a utilizar medidas y fármacos antialérgicos.
Los medicamentos para la inflamación y broncodilatación de elección son los inhalados y para el uso a largo plazo se utilizan con frecuencia los dispositivos de dosis medida ("Bombitas") para un buen resultado es necesario que el medicamento llegue a las vías aéreas y suelen utilizarse dispositivos como los espaciadores que ayudan a que el medicamento se inhale adecuadamente, sobre todo en niños y en adultos mayores que les cuesta coordinar la inhalación con el puff.
En momentos de crisis, se suelen indicar medicamentos broncodilatadores para nebulizar y esta nebulización se puede realizar en centros médicos o en domicilio, hoy día hay una gran variedad de nebulizadores incluso muy portátiles.
Todo asmático debe tener un control estricto en casa para detectar de forma temprana las crisis, existen herramientas como el peakflow que permite conocer su mejor flujo de aire y también cuando ha disminuído la función pulmonar que esté en riesgo de crisis o exacerbación y use la medicación de rescate que su médico le ha indicado.
Siempre consulte a su médico tratante, no se automedique.